Quienes en realidad ganaron en grande las elecciones legislativas en los EEUU fueron dos mujeres poderosas. Una ex-gobernadora y mujer de negocios del estado de Alaska, y la otra una ex-primera dama y hoy Secretaria de Estado. Ambas deben estar muertas de la risa. Quedó demostrado que Sarah Palin, le guste a quien o no, es una fuerza política. Y quedó también demostrado que los Demócratas cometieron un error en haber seleccionado a Obama como su candidato y no a Hillary. Ambas mujeres representan la lucha que se avecina.
Quedó también demostrado que el Tea Party no es de extrema derecha sino ese centro que hizo posible el triunfo de Reagan, Bill Clinton, Bush (hijo), y Obama.
Quedó también demostrado que ha habido un cambio generacional y hay dos tipos de feminismos. La cantidad de mujeres que surgieron en la competencia electoral estuvieron presentes tanto en el campo liberal como en el conservador. A una nueva generación de mujeres jóvenes, criada intelectualmente en los estudios feministas le ha tocado vivir no las teorías sobre el patriarcado sino las realidades prácticas, las opciones existenciales, muy humanas, entre relaciones, familia y trabajo.
A esa generación le ha tocado vivir entre el feminismo clásico de clase media alta y profesional de Hillary y el feminismo práctico y de clase trabajadora de Palin. Ideológicamente hablando, las primeras feministas fundaron vidas sobre sus carreras y militancias políticas, las segundas han fundado carreras sobre sus vidas de trabajo y la crianza de niños. Mientras las primeras feministas predicaron que había que sobreponer la carrera sobre los hijos y los hombres, las segundas feministas lograron tener carreras, hijos y maridos.
¿Pero que le ha pasado al partido que produjo a un presidente católico, hijo de inmigrantes irlandeses? Por generaciones ese partido representó una casa de refugio político para las clases trabajadoras, de la clase media y los inmigrantes, entre aquellos los de países católicos, quienes por su condición de inmigrantes eran también pobres, de clase trabajadora, y eventualmente de clase media.
Como promulgador de la movilidad social el Partido Demócrata es ahora victima de su propio éxito. Según las poblaciones de minorías, inmigrantes, obreros y sus hijos ascendieron socialmente a través de legislaciones pro derechos civiles y anti-discriminación en el empleo y la educación, las razones políticas y económicas-su razón de ser-del Partido Demócrata comenzaron a cambiar.
Con más tiempo y recursos disponibles los intereses de esas poblaciones comenzaron a diversificarse a la par con su movilidad social. Se añadieron otras causas, el ambiente, los derechos de los homosexuales, el feminismo, etc. Hoy día esas causas transcienden la exclusividad de un solo partido. Ahora al Partido Demócrata le queda solo la memoria institucional de esas luchas. Vestido de un lenguaje populista su discurso político hoy no pasa del infantilismo y la superficialidad.
La misma movilidad social que permite ahora a los descendientes de inmigrantes escoger entre educación pública o privada para sus hijos, es la misma movilidad que ahora permite, sin remordimientos ideológicos, la movilidad entre partidos y el variado menú político.
Para una inmensa parte del electorado, incluyendo a los llamados "Demócratas de Reagan" (aquella demografía de minorías, inmigrantes, obreros, etc.), el Partido Demócrata es hoy día regido por una condescendiente elite de Harvard y del establecimiento mediático de Manhattan y Washington. Es una clase dirigente de un partido donde existe la diversidad de apariencias, de sexo, de raza y de etnias, pero donde rige la homogeneidad en pensamiento económico y social.
En ese marco Obama ha quedado reducido al atractivo de un simbolismo más entre las opciones de cambio en una sociedad de consumo político. Por virtud y éxito de su propia elección el racismo no es ya un tema crucial. La palabra "cambio" se quedó a nivel de slogan comercial.
Es en medio de todo esto que Obama ha perdido terreno y al Partido Demócrata le ha salido el tiro por la culata. Obama como vicepresidente hubiera aumentado su perfil internacional y experiencia en política extranjera y aún joven al fin de cuatro u ocho años podía postularse para presidente. Hoy día Hillary se encuentra en mejor posición que Obama para otro intento a la presidencia. Y por su parte la Palin no podrá ser descartada tan fácilmente por el establecimiento masculino de su partido.
Mientras se supone que Obama se encontraba defendiendo el mandato de su presidencia en estas elecciones legislativas en realidad estaba corriendo contra dos poderosas mujeres y perdió.
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