Tuesday, May 27, 2008

Las gallinas retornan a su gallinero


Reflexión y Análisis

Cuando Barack Obama estuvo aquí en Grand Rapids, Michigan, noté dos cosas. Una sobre la multitud que acudió a escucharlo y otra sobre como la campaña de Obama aprovechó la ocasión para robarle la ventaja a Clinton de sus recientes victorias con el anunció del endoso del ex-candidato a la vicepresidencia John Edwards.

Sobre la multitud dos cosas resaltaban a su vez y una fue que era difícil distinguir entre cuantos eran ya seguidores convencidos y cuantos eran sencillamente curiosos o personas que solo querían estar presentes en un evento histórico. Algunos decían haber ya decido votar por Obama, mientras que otros admitían estar allí para ellos y sus hijos ver a un personaje histórico. En ambos grupos algo había causado resonancia política.

Pero con toda esta atención y encanto de la prensa norteamericana a favor de Obama, ¿por qué no ha podido este candidato arrasar y consolidar su candidatura? O como dicen en estos mares, ¿por qué no ha podido cerrar la venta y sellar el contrato? La contienda sigue reñida entre los dos pretendientes del Partido Demócrata y la pugna ha expuesto al desnudo fisuras sociales no solo de tipos políticos sino también generacionales.

Varias cosas han sucedido en la campaña de Obama desde aquellos eufóricos días del triunfo en Iowa. Aparte de su apoyo y atractivo entre los jóvenes, la mayoría de los cuales no tienen conocimiento o ni remota memoria histórica de la década de los sesenta, entre los electores de clase media blanca muchos ahora titubean sobre su apoyo. El descubrimiento de su asociación de veinte años con el pastor radical Wright, cuyas escandalosas declaraciones representan rezagos de amargura, hasta de tono racial, contra la mayoría blanca ha tenido un impacto sobre su campaña. Obama, fiel a su amigo, no se desasoció a tiempo de esas declaraciones sino tal vez muy tarde tras el reverendo hacer declaraciones aún peores tratando de explicar la que ya había dicho. Entre ellas, que los eventos del 11/9 representaban “las gallinas retornando a su gallinero” y que “Dios maldiga a América.”

Pero ello no ha sido eso el único factor que ha frenado el entusiasmo hacia Obama. Sus propias declaraciones en cuanto a como manejaría las relaciones exteriores de los EEUU han resaltado la acusación del campo Clinton sobre la inexperiencia e ingenuidad de Obama. Su propuesta de diplomacia de “contacto directo” con los líderes de Cuba, Venezuela e Irán, sin precondiciones, ha sido vista no solo como ingenua sino también como ilusoria y hasta peligrosa.

Sobre estos ha dicho, “Irán, Cuba, Venezuela, estos países son minúsculos comparados con la Unión Soviética. No presentan una amenaza seria contra nosotros del modo que la Unión Soviética nos presentaba.” Pero si el tamaño y la economía de un país fueran el único determinante a considerar para medir su potencial peligroso entonces Afganistán bajo el Talibán no debía haber sido considerado como amenazante. Pero el electorado recuerda el papel de Afganistán en los ataques del 11 de septiembre.

Del mismo modo Obama nos recuerda, como ejemplo de su “diplomacia directa”, que “Kennedy habló con Kruschev, Reagan con Gorbachev y Nixon con Mao”. Pero la historia recuerda que el encuentro de Kennedy con Kruschev fue un desastre para Kennedy en el cual Kruschev lo consideró como joven inexperto y lo cual llevó a la crisis del Muro del Berlín y a la “crisis de los misiles de octubre.” Y los encuentros entre Reagan y Gorbachev y Nixon y Mao estuvieron precedidos de largos periodos de preparación y no por “diplomacia directa”.

La campaña de Clinton ha tomado ventaja de todo esto. Pero también cabe preguntar porque la Clinton no ha podido consolidar lo que se esperaba hubiera sido una virtual coronación. Intentémoslo.

Cuando los partidos políticos descubrieron las técnicas de mercadeo de triangulación descubrieron como halar por los pelos y manipular a los electores presentando a sus partidos y sus posturas políticas como un producto más en el mercado de consumo. Los expertos de esa técnica en la política fueron los Clinton.

Irónicamente, el antiguo presidente Clinton quien fuera una vez el encanto generacional de la prensa norteamericana sabiéndola manipular a su favor, ahora se queja de la misma: “Creo que casi toda la gente de la prensa se encuentra en la demografía de Obama...Hay veces que he pensado que me he encontrado literalmente perdido dentro de una casa de diversiones.” La brecha generacional que benefició a ese candidato de los jóvenes de la era de Vietnam ahora no le sirve a su esposa.

Del mismo modo McCain, el veterano héroe de Vietnam, representa un tema generacional del cual los jóvenes conocen poco o quieren olvidar como irrelevante y divisorio.

En general, la gente se ha cansado de los extremos y no es solo un fenómeno norteamericano sino donde quiera que se haya practicado la política de consumo. No es que la gente busque el centro por el centro mismo, sino que la gente sabe, por observar la historia reciente que en los extremos solo hay parte de la verdad o parte de la solución. Y prefieren, aunque sean vaciedades, los “slogans” como “cambio” y “esperanza”, productos de una locuacidad que ha encontrado su tiempo, a más de lo mismo de los partidos y políticos de siempre.

Del mismo modo que se componen campañas comerciales de varias partes del cuerpo social, se componen y fabrican candidatos y programas de partido al modo que el Dr. Frankenstein construyó a un ser monstruoso de varias partes de distintos cadáveres. A veces esas criaturas regresan a devorar a su creador. Ahora parece que, como dijera el reverendo Wright, “las gallinas han vuelto a su gallinero.”


versión en inglés:
http://thecommentarybyamoros.blogspot.com/