Monday, July 30, 2007

LA ERA DE LA LOCURA

La locura es la incapacidad de distinguir entre la fantasía y la realidad, o el seguir repitiendo una y otra vez lo que no da resultado.

Hace unas semanas atrás se citó en Granma, el periódico oficial del Partido Comunista de Cuba, a una profesora de una de las universidades en Michigan diciendo que “Cuba es un modelo de justicia social”. No mucho antes de eso otro profesor y un colega local me discutían que en Cuba hay democracia por que hay elecciones libres.

También hace poco, como a las decenas que he conocido a través de los años, conocí a unos cubanos que salieron de Cuba como lo han hecho miles antes de ellos—incluyendo a los que no llegaron—arriesgando sus vidas en alta mar dejando atrás sus seres más queridos. Entre ellos, un par de médicos que habían sido enviados a Venezuela y los cuales lograron escapar y pedir asilo en Colombia. Ante a la pregunta sobre si no les había dado miedo haber tomado ese paso respondían, "Nosotros estamos acostumbrados a vivir en el miedo desde que somos niños".

Me encuentro entonces con dos tipos de personas, unos que no viven en Cuba y dicen saber como es la realidad en esa isla, y otros que la han vivido y salen de ella por la realidad verdadera. Unos viven en la fantasía y otros son cuerdos.

Mientras en los Estados Unidos todavía hay quienes se creen el cuento de que la culpa de todos los males en Cuba es el llamado embargo, en Cuba comienza vedadamente a aceptarse que es el sistema el que ha fallado. En su discurso celebrando el 53 aniversario del asalto al cuartel Moncada el pasado 26 de julio, Raúl Castro ha admitido la necesidad de ajustes "estructurales" anunciando a su vez que se considere incrementar la inversión extranjera. A pesar de que advirtió que "no habrá soluciones espectaculares" tendrá que ocurrir "cambios estructurales y de conceptos".

Sin embargo, al igual que su hermano en un editorial en Granma hace semanas atrás, echa la culpa no a la forma caprichosa en que el líder ha lidiado con la economía cubana desde un principio sino a “manifestaciones de indisciplina social y tolerancia” por parte del pueblo cubano. “los bajos salarios” de cumplir su papel de asegurar el principio socialista de que cada cual aporte según su capacidad y reciba según su trabajo".
Pero los cubanos, que al llegar a los EU han demostrado una y otra vez lo industrioso y emprendedores que son, no se comen el cuento. Los que no son cubanos le echan la culpa a los EU por la realidad cubana, pero los propios dictadores cubanos comienzan a echarse la culpa unos a otros o le echan la culpa al pueblo mismo.

A pesar de que de acuerdo a los fantasiosos en Cuba hay libertad de elecciones, aunque sea para elegir a nadie, lo que no se puede negar es que no hay libertad de prensa.

De acuerdo al Articulo 53 de la “Constitución” de Cuba “Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista. Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada, lo que asegura su uso al servicio exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la sociedad. La ley regula el ejercicio de estas libertades.”

Ser dueño de una prensa es precisamente lo que es la libertad de prensa. La libertad de prensa no existe sin el derecho a la propiedad privada. Ni existirían ni este ni ninguno de nuestros periódicos hispanos.

Pero la revolución cubana pertenece a todos los cubanos y no solo a una elite. Cuba no es la hacienda privada de los Castro y no necesita “negociaciones” unilaterales ni neo-Plattistas. En esto tiene mucha razón la administración Bush. Si los Castro quieren una puerta abierta al diálogo con los Estados Unidos la primera conversación que tiene que haber es una libre y abierta entre los cubanos. Para eso tiene que haber libertad de palabra y una prensa libre. Con solo una prensa del estado esto no es posible.

Pero tal vez el médico que abrió su propia puerta hacia el exilio lo dijo en mejores palabras, "La libertad es lo mas preciado. Es el medio donde [todo] crece, donde [todo] germina, donde todo fructifica." Los cuerdos salieron del asilo y los locos que lo manejan quedaron atrás en la historia.

Friday, July 27, 2007

Las Playas y los Puercorriqueños

Pavlov tenía un punto cuando nos comparó a los humanos con perros. En sus famosos experimentos el famoso científico ruso descubrió que a los perros se les salían las babas con solo presentarles la idea de que iban a ser alimentados. Luego, muchos otros sicólogos descubrieron que los animales aprenden por las buenas o por las malas. Con sus manipulaciones de recompensa y castigo observaron como perros, monos, gallinas, conejillos de indias y demás cambiaban su conducta de acuerdo a lo que les convenía.

El amor por el método científico llevó a querer medir y experimentar con todo, hasta con la conducta humana. Pero en sus buenas intenciones estos científicos llegaron a ofender las sensibilidades humanistas que luego y como consecuencia de los desastres de la Segunda Guerra Mundial rechazaban cualquier comparación de los seres humanos con animales.

Aún así, los estudios comparativos han continuado y continúan: que si los delfines pueden comunicarse con nosotros, que si los gorilas y otros simios son inteligentes casi como los humanos y que los cerdos aparte de los últimos son los más inteligentes de todos.


Pero la lucha también continuó y continúa respecto a lo humano: que si los seres humanos son nada más que un mejunje de estímulos y respuestas, o que si son algo más complejo, capaces de elevarse más allá de los instintos creando un mundo de ética y estética. Por el momento no viene al caso cerrar este debate.

Lo que si viene al caso es que el punto de vista humanista parece haber prevalecido hasta cierto punto. Y en las ciencias sociales y jurídicas el entendimiento y la compasión por las circunstancias humanas nos han llevado desde lo sublime hasta lo espantoso. Se trata de buscar todo tipo de entendimiento social y compasivo para explicar y excusar desde el sencillo robo hasta la masacre más espeluznante. Por otra parte, se nos quiere manipular creando necesidades falsas en una cultura de consumo comercial y, peor aún, de consumo político.

Pero en esta historia humana parece que Puerto Rico le ha llevado la delantera al resto del mundo con un producto cultural muy nuestro: el "ay, bendito". "Déjalo ahí", "Ponlo por allí", "No te preocupes que alguien lo recoge", "Eso es cosa del gobierno", "Yo no sabía na'", "Eso no es problema mío" son solo algunas de nuestras expresiones "muy humanas".

Apelar "al sentimiento cívico, o incluso patriótico" de los puertorriqueños para mantener sus playas limpias es uno de esos estímulos que los perros de Pavlov se pasarían por sus testículos. Apelar a lo animal parece hacer más sentido en este caso. Tal vez poniendo zafacones con letreros que digan, "Déjalo aquí o $500 de multa", "Ponlo allí o $1,000 de multa", "La basura tuya no es cosa del gobierno recoge lo tuyo o seis meses de sentencia limpiando playas" sería una forma de comenzar a reeducar al playero de la especie puercorricensis.
 
Por supuesto, esa preeducación hay que hacerla cumplir, o como al perro pavloviano con el tiempo al playero puercorriqueño le dará lo mismo una bombilla que una chuleta.

Tal vez haya una excusa, después de todo, en la falta de un sentido de propiedad pública en una población acostumbrada a que le den de todo sin exigirle nada a cambio. O tal vez si somos solo animales que pueden hablar, escribir y leer. Pero si los perros que son de menos inteligencia que los cerdos pueden aprender, ¿por que no se puede esperar más de los puercos?

http://www.endi.com/XStatic/endi/template/columna.aspx?c=253078