Un 51 por ciento del electorado estadounidense ha decidido elegir a presidente de su nación a un desconocido con menos de dos años de servicio como senador. Una campaña totalmente romantizada por una prensa superficial acostumbrada a ver hasta a los políticos como estrellas y celebridades de Hollywood le sirvió enormemente de escudo y escudero.
Pero ahí está, como quiera que sea. Historia. El primer presidente negro, o mejor dicho mulato, en el país cuyos fundadores fueron esclavistas. Las preguntas que no hizo la prensa durante las primarias ni durante la campaña presidencial quedan todavía por hacerse y escudriñarse junto a las nuevas que ya comenzarán.
Lo que si es claro es que ha habido más de un cambio y muchas cosas han sucedido. Al parecer muchos de los llamados Demócratas de Reagan regresaron a casa, la base del Partido Republicano se ha quedado sin liderato, los jóvenes que votaron por primera vez puede que hayan escogido a su ídolo con la profundidad y a la manera de “objetivo fama”, muchos blancos no podían dejar pasar la oportunidad de expiar sus complejos de culpa raciales, casi todos los negros votaron como Demócratas tradicionales pero también basados solamente sobre la raza, y los dos partidos políticos principales han quedado en aturdidos en la perplejidad.
¿Qué les pasó a los Demócratas? Entre otras cosas le llegó el respiro final al “clintonismo” y con ello el fin al sueño de Hillary Clinton de llegar a ser presidente (a no ser que los cuatro años de Obama sean un desastre total). El “clintonismo” era casi como un desorden afectivo atacando al sistema nervioso del Partido Demócrata. Nadie dentro del partido ni en la prensa aliada se atrevía ir contra los Clinton. Obama eliminó ese miedo y poco a poco los leales clintonistas comenzaron a desertar.
El clintonismo, reemplazo del “Kennedyismo” a su vez reemplazado por el “Carterismo”, fue una maquinaria que quedó rezagada cuando Obama edificó su campaña no desde dentro del partido sino desde afuera con la ayuda del Internet y pequeñas donaciones pero también con gran ayuda financiera de Wall Street.
¿Que la paso a los Republicanos? Allí ha colapsado el populismo. Un sector conservador de clase media y trabajadora se quedó sin liderato. No surgió un Reagan entre ellos. Nadie los inspiró a ver la necesidad ni la justificación a sus sacrificios políticos ni económicos cuando ninguno de los dos partidos pero en especial el Republicano no resolvió el problema de la inmigración ilegal y la fuga de empleos al exterior. No vieron muchas diferencias entre sus sinsabores y los de sus conciudadanos del otro partido.
El populismo inspirado por Reagan, para bien o para mal, con su sentido de propósito nacional y mundial quedó desinflado cuando los legisladores y la presidencia del Partido Republicano no podían distinguirse mucho aparte de los Demócratas en asuntos del gasto público y la falta de defensa de las fronteras del país. McCain con su reputación de acomodaticio a los Demócratas no pudo convencer a muchos de representar un cambio de Bush, y mucho menos inspirarlos.
Pero tal y como descubrió el Cardenal Ratzinger que una cosa era regir como guardián ideológico de un feudo de la Iglesia y otra regir como pastor general de todo el rebaño, del mismo modo Obama y sus electores descubrirán que una cosa es la retórica de campaña y otra el maniobrar entre tantos que ahora vendrán a cobrar deudas políticas.
El Senador Obama ha sido electo por su raza y a pesar de su raza. Lo que debemos esperar todos los ciudadanos es que su menester sea juzgado, como recomendaría el Rev. Martin Luther King, no por el color de su piel sino por el contenido de su carácter.
Lo que les espera definitivamente a quienes eligieron a Obama será cambio. Por ahora solo queda la esperanza de que sea el que ellos esperan.
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1 comment:
Excelente columna. Comento que, al igual que Martin Luther King, Jr., que plagió su famoso discurso de donde procede la famosa cita sobre juzgar a la gente en base al "contenido de su carácter" y que, de ser juzgado por ese estándar fracasaría crasamente, Shaka Zulu wannabe Obama podría sufrir la misma suerte. Hay que resistir la nublada visión de este socialista-lite.
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