Cuando los pueblos toman decisiones transcendentales, es decir, aquellas decisiones que marcan y determinan su futuro, se requiere generosidad de espíritu, desprendimiento intelectual y una buena capacidad moral para distinguir entre intereses particulares de facciones y partidos y los intereses que como pueblo incumben a todos.
Aunque cualquiera de las opciones frente al pueblo de PR en este plebiscito son legítimas desde el punto de vista legal, desde un punto de vista etico-moral el proyecto es al mínimo cuestionable. Desde el punto de vista politico unas opciones podran ser más viables que otras, pero preguntar que le conviene a Puerto Rico no es lo mismo que preguntar que le conviene a mi partido.
La soberanía es irrenunciable. Es un derecho inalienable. Es la llegada a la madurez de un pueblo. Nadie puede renunciar a su madurez una vez lograda, a no ser un enajenado. El ejercicio de la soberanía es irrevocable.
La susodicha cuestión de status no es solo cuestión de territorialidad. La cuestión principal es una de identidad. Pero aún en Puerto Rico todavía no hay ni acuerdo sobre los términos "soberanía", "estadidad", "nación", "país" y otros conceptos fundamentales.
La identidad misma de lo que es ser puertorriqueño ha sido secuestrada por la política partidista. Puerto Rico a través de su flujo migratorio se ha convertido en una nación-pueblo de más de una localidad territorial. Y los puertorriqueños no van a resolver su problema hasta que se den cuenta de la diferencia entre lo que ellos creen que quieren, lo que en realidad quieren y lo que es posible.
Ahora PR se encuentra ante otro plebisicto. Es reconocido ya por líderes de todas la vertientes políticas que este plebiscito ha creado mucha confusión. Las encuestas del público tambien demuestran confusión en el elector. Los resultados del plebiscito habran de ilustrar si Puerto Rico se encuentra en una nueva encrucijada, o ante una nueva crisis.
Al parecer lo recommendable para el pueblo de Puerto Rico es no esperar más de este plebiscito que de lo que se pudiera esperar de un sondeo comercial. Pero aún asi la naturaleza confusa de las preguntas y la posibilidad de retraimiento electoral o el boycott activo no garantizan ni la certeza científica del sondeo.
La historia de los plebiscitos como instrumentos para decidir futuros esta llena de ejemplos de lo importantes que son y como son considerados ante la comunidad internacional como buenos instrumentos para la resolución de conflictos. Los exitosos han sido aquellos que han pasado por procesos de consenso y con opciones claras.
Las opciones de status no deben presentarse al pueblo como maneras de buscar que sean otros los que resuelvan su problema de pueblo, su economía, sus problemas sociales, etc. No importa el status que sea esos seguirán siendo problemas que tienen que resolver los puertorriqueños.
Este plebiscito pudiera ser tan inconsecuente como de mayores consecuencias. Habrá que recordar que los resultados no han de ser interpretados solamente en Puerto Rico sino también en los EU. El caso de PR es complejo, y al mínimo un asunto bilateral.
Hace un poco más de cien años EU decidió dar unos pasos más alla de sus fronteras físicas y constitucionales, una decisión cuyas ramificaciones nos han marcado también irrevocablemente.
La realidad de que el caso de Puerto Rico es un caso internacional es una ya aceptada en los altos niveles del poder en EU. En PR todavía creemos que es solo un asunto doméstico. Eso nos ha llevado a la "política pequeña". La situación de PR demanda pensar en términos de política en grande.
Puerto Rico ha perdido grandes oportunidades para resolver su situación plus centenaria. Hoy la realidad de un mundo globalizado ha puesto a PR una vez más en un centro geográfico afortunado.
Hasta que los puertorriqueños no reconozcan que el caso de PR es un caso internacional (no solo cuestión entre PR y EU) y que por eso no es solo cuestión de las alternativas que solamente EU este dispuesto a ofrecer, no vamos a poder superar las limitaciones que el partidismo ha impuesto a buscar una solución al problema del status basada en la realidad de lo que es Puerto Rico. De seguir asi Puerto Rico pudiera condenarse a si mismo a padecer de plebiscitis crónica.